El empate era palpable en todos los aspectos del juego: ambos equipos acumulaban el mismo número de puntos, la misma diferencia de goles y habían recibido la misma cantidad de tarjetas durante la fase de grupos. Ante esta situación de resultados iguales , la incertidumbre era evidente sobre quién avanzaría a la siguiente fase.
La organización de fútbol se vio enfrentada a una situación inusual, la necesidad de realizar un sorteo de último momento para determinar al equipo ganador. Este sorteo, realizado bajo la supervisión de los equipos y los espectadores, se convirtió en el factor decisivo que otorgó el pase a los Cuartos de Final a Costa Rica.