La Selección Mexicana varonil no estará en los Juegos Olímpicos de París 2024 tras su fracaso en el selectivo de la Concacaf disputado en Honduras. Esta ausencia será una de las más notables en el certamen olímpico, especialmente después de la buena actuación que tuvo el equipo en la pasada edición celebrada en Tokio 2020. En aquella ocasión, México logró una medalla de bronce, demostrando el talento y la capacidad de sus jóvenes futbolistas.
La no clasificación significa que muchos talentos destacados del fútbol mexicano perderán la oportunidad de mostrarse en la competencia deportiva más importante del planeta. Este es un golpe significativo no solo para los jugadores, que se perderán una vitrina crucial para su desarrollo y proyección internacional, sino también para los aficionados y el desarrollo del fútbol en México. La ausencia de la selección en París es una señal alarmante que revela problemas profundos en el sistema de formación y desarrollo de jóvenes talentos.
El fracaso en el selectivo de la Concacaf es un llamado a la introspección y al análisis de lo que no se está haciendo bien en las etapas formativas y en la preparación de los equipos juveniles. Es fundamental que se implementen cambios y mejoras en los procesos de selección y entrenamiento para asegurar que en futuras competiciones, México pueda no solo participar, sino también competir al más alto nivel. Aquí es donde se debe ser crítico y reconocer que los problemas no solo están en el campo de juego, sino también en las estructuras administrativas y de gestión del fútbol mexicano.